Special Newsletter: Reaction to Les Émigrants
From Jairo Cuesta, Meditations/Memories, February 4, 2024, In English and Spanish.
Les Émigrants (based on the novel by W.G. Sebald), a spectacle by Krystian Lupa.
Formidable, oh que c'était formidable.
Four and a half hours, the here and now, where one tries to hold on to something, to anything, to an uncomfortable chair, to a grandiose hall (the Odéon in front of you), to your breath, or to a gentle touch of your balcony companion, yes, to hold on to something, so as not to let oneself be snatched by time, that beast that lurks, and to abandon oneself, joining the illusory march of that caravan in the desert, with the smell of a sweaty camel, that passes between the chairs of the theater, entering into what is behind... Two and a half hours a bird’s eye view, from the second balcony, and another two and a half hours, from the orchestra, in a more comfortable box... in front of a red frame that borders the stage, like a half-open door that gives us permission to see, turning our heads a little to one side, the mystery of the past.
I was wanting to write about Apocalypsis cum figuris, and now I find myself writing about a Lupa performance!
And it's not that Grotowski, and especially Kantor, are absent from the production, on the contrary, The Dead Class and its puppet-encumbered actors, and those waltzes, and our Prince, tortured, in an abandoned villa facing the Mediterranean, where this time it’s the odor of the sweat that runs down the actor's back that perfumes the room, and the red blanket, that although already covered with dust and moths, we would like for one more time, maybe the last one, to let ourselves be covered by it.
The difficulty of entering the past and seeing the people who marked our lives as if we had them in front of us, today, with the contradictions and inner demons that tortured them, and with the Mysterium Originis that accompanied them, no longer seeing them as we saw them with our eyes as children or in our twenties, when we felt them close, sitting in a corner of a room in the crackling light of a giant fireplace in a lost forest in Eastern Europe, the difficulty of really knowing who they were.
But it is the theater, in the hands of a Master, in this case Lupa, the best instrument, the best form, to run the risk of venturing into those dark corridors.
Dark corridors that open to landscapes never before seen, meadows that incite us to run.
Landscapes, to which Lupa and Grotowski have referred, Lupa speaking of the actors at work as representation, and Grotowski speaking of those actors who try to go beyond representation.
Krystian Lupa: “What we call "landscapes" are interior images, energetic images born from a state of creative dreaming and waking exploration, which activates the body of the actor. The landscape is a way of drawing a path towards the mystery of the character, a personal participation in this voyage.”
Grotowski already spoke of landscapes, "always present in us," in a conversation with Tadeusz Burzyński about the Theatre of Sources project: “So, in this case, we could speak of source techniques, but there exists something that precedes all this and is always present in us, although suffocated, and which constitutes the forgotten landscape of our nature. The question is to rediscover in action the direct connection between human beings and what they perceive as alive in the world.”
And to explore those landscapes, as actors, one kind or another, the only weapon we have is silence (a few days ago I was moved watching the actors of the film Past Lives, confronting that same silence).
Ortega y Gasset already told us: "Then it will be seen—and this is the truism—that the strongest condition for someone to be able to say something is to be able to silence everything else. Only an entity capable of renunciation, of the asceticism that demands silencing many things it would like to communicate in order to be able to say even one, can manage to form a language.”
Thank you, Master Lupa, for letting us see and hear, after a long time, that language, that poetry, that weapon loaded with future.
It is not a poem thought drop by drop. It’s not a beautiful product. It is not a perfect fruit. It’s something like the air we all breathe and it is the song that spans everything within us.
They are words that we all repeat feeling as if they were our own, and they fly. They are more than what is mentioned. They are the most necessary thing: what has no name. They are shouts in the sky, and on earth they are actions.
-Gabriel Celaya, Poetry is a loaded weapon
Les Émigrants (d’après le roman de W.G. Sebald), un spectacle de Krystian Lupa.
Formidable, oh que c'était formidable.
Cuatro horas y media, un presente, donde uno trata de cogerse a algo, a cualquier cosa, a una silla incomoda, a una sala grandiosa, la del Odeón ahí delante a ti, a la respiración o a un toque suave de tu compañero de balcón, si, agarrarse a algo, para no dejarse arrebatar por el tiempo, esa fiera que acecha, y abandonarse, uniéndose a la ilusionada marcha de esa caravana en el desierto, con olor a camello sudado, que pasa entre las sillas del Teatro, adentrándose hacia atrás... Dos horas y media a vuelo de pájaro, desde el Segundo piso, y otras dos horas y media, en el parterre, en un palco más confortable… frente al inmenso marco rojo que bordea la escena, como una puerta entreabierta que nos da permiso de ver, girando un poco la cabeza hacia un lado, el misterio del pasado.
Yo, que quería escribir sobre Apocalypsis Cum Figuris, y me encuentro a escribir ahora sobre un espectáculo de Lupa!
Y no es que, Grotowski, y especialmente Kantor, no estén presentes en el espectáculo, al contrario, La Clase Muerta, sus estudiantes amuñecados , y esos valses, y nuestro Príncipe, torturado, en una villa abandonada frente al mediterráneo, donde esta vez es el olor del sudor que recorre la espalda del actor la que perfuma la sala, y la manta roja, que aunque ya cubierta de polvo y de polillas, quisiéramos por una vez más, la última tal vez, dejarnos cubrir por ella.
La dificultad de entrar en el pasado y ver a las personas que marcaron nuestra vida como si los tuviéramos delante de nosotros, hoy, con las contradicciones y los demonios interiores que los torturaron, y con el Mysteriun Originis que los acompañaba, ya no verlos como los vimos con nuestros ojos de niños, o a nuestros veinte años, cuando los sentíamos cerca, sentados en un rincón de una sala a la luz crepitante de una gigante chimenea en un bosque perdido de la Europa del este, la dificultad de saber realmente quienes eran ellos y ellas.
Pero es el teatro, en las manos de un Maestro, en este caso Lupa, el mejor instrumento, la mejor “forma” de correr el riesgo de aventurarse en esos corredores oscuros.
Corredores oscuros que se abren a paisajes nunca vistos, “prairies” que nos incitan a correr.
Paisajes a los cuales Lupa y Grotowski se refieren, Lupa hablando de los actores trabajando en la “representación”, y Grotowski hablando de aquellos que se sitúan “au-delà” más allá de la “representación”.
Krystian Lupa: Ce que nous appelons « paysages » ce sont des images intérieures, des images dotées d’énergie nées d’un état de rêve créatif et d’exploration éveillée, qui actionnent le corps de l’acteur. Le paysage, c’est une manière de dessiner un chemin vers le mystère du personnage, une participation personnelle à ce voyage.
(Lo que llamamos “paisajes” son imágenes interiores, imágenes con energía que nacen de un estado de sueño creativo y de exploración de vigilia, que activan el cuerpo del actor. El paisaje es una forma de trazar un camino hacia el misterio del personaje, una participación personal en este viaje.)
Grotowski ya hablaba de paisajes “siempre presente en nosotros” en una conversación con Tadeusz Burzyński sobre el proyecto Teatro de las Fuentes: : “Quindi, potremmo parlare in tal caso di tecniche delle fonti, ma esiste qualcosa che precede tutto questo ed è sempre presente in noi, sebbene sia soffocato, e costituisce il paesaggio dimenticato della nostra natura. Il punto è ritrovare nell'azione la connessione diretta tra gli esseri umani e quello che nel mondo sentono come vivificante
(Entonces, en este caso podríamos hablar de técnicas de las fuentes, pero hay algo que precede a todo esto y está siempre presente en nosotros, aunque asfixiado, y constituye el paisaje olvidado de nuestra naturaleza. La cuestión es redescubrir en acción la conexión directa entre los seres humanos y lo que se perciben como vivo en el mundo.)
Y para explorar esos paisajes, como actores y actrices de una u otra especie, la única arma que tenemos es el silencio. (hace unos días me emocionaba viendo a los actores de la película Past Lives, confrontando ese mismo silencio.)
Ortega y Gasset ya nos decia: “Entonces se verá́ —y esto es lo perogrullesco (truismo)— que la condición más fuerte para que alguien consiga decir algo es que sea capaz de silenciar todo lo demás. Solo un ente capaz de la renuncia, del ascetismo que supone callar muchas cosas que querría comunicar para lograr así decir siquiera una, puede llegar a formar una lengua.
Gracias Maestro Lupa de dejarnos ver y escuchar, después de mucho tiempo, esa lengua, esa poesía, esa arma cargada de futuro.
No es una poesía gota a gota pensada. No es un bello producto. No es un fruto perfecto. Es algo como el aire que todos respiramos y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.
Son palabras que todos repetimos sintiendo como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado. Son lo más necesario: lo que no tiene nombre. Son gritos en el cielo, y en la tierra, son actos.”
-Gabriel Celaya, La poesia es un arma cargada de futuro.
Avrei voluto esserci !! anche se non credo che riuscirò mai a vivere quello che tu descrivi, ma mi piacerebbe per una volta prima di smettere di ricercare potermici almeno avvicinare